El próximo 17 de agosto, es la festividad dedicada a Santa Beatriz de Silva y todos los monasterios de la Federación lo celebraremos con una Eucaristía en su honor para que todos puedan asistir. Por este motivo, queremos compartir contigo el saludo que ha hecho llegar la madre Coordinadora Confederal de la Orden de Santa Beatriz de Silva en España, sor María del Carmen Mariñas.

Queridas hermanas:
«Vamos a celebrar a Santa Beatriz y, este año, me gusta recordar que su huella permanece viva a través de sus hijas, especialmente de nuestras Beatas Mártires.
La visión de la lámpara apuntó a una fecundidad tras la opacidad. Estos nos hace entender, el momento presente, como ese resurgir que le fue anunciado y que llena nuestros “sueños” de posibilidades; por eso, junto a Santa Beatriz y nuestras Beatas Mártires, queremos proclamar que no habrá dificultades, ni problemas, ni convulsiones que consigan apagar el ideal y la ilusión que nos ha llevado a la consagración en la Orden de la Inmaculada Concepción.
Esos “sueños” tendrán su apoyo en vidas comprometidas con el sueño de Dios, porque sólo quienes avanzan por el divino camino, acogiendo y haciendo vida en la Palabra, llegan a alcanzar el sueño del Evangelio.
Como Beatriz queremos ver las cosas desde la perspectiva de Dios, vivir el encuentro desde la experiencia conscientes de que también las dificultades pueden generar hondura en la búsqueda y redescubrimiento de valores importantes en nuestra vida y en la de quienes nos rodean, siempre que prestemos atención al secreto que toda vida guarda.
El Espíritu, con su santa operación, permanece dispuesto a desvelarnos esos secretos y a hacer arder la tierra concreta de nuestras historias personales, haciéndonos experimentar su fuerza, incluso en esa incógnita que genera el futuro entregado a Dios, y en el que atisbamos que Jesús nos sigue pidiendo caminar “sobre las aguas inciertas”, con una invitación certera: “¡No tengáis miedo!”
En el art. 73 de nuestras Constituciones, se nos recuerda que hemos de procurar orar siempre sin desfallecer superando con fe inquebrantable todas las dificultades. Por lo que es importante que nuestra consagración se sostenga desde la fe, para que, arraigada en la oración, tome forma en la Liturgia y se haga carne en la historia que construimos cada día, provocando que, cada Concepcionista Franciscana, nos convirtamos en reflejo de la Inmaculada como soñó Santa Beatriz y queda recogido en le espíritu del art. 4 de nuestras Constituciones. Es así como nuestra vida contemplativa se hace cercanía de Dios con la humanidad y nos lleva a descubrir la fecundidad que encierra nuestro Carisma en la Iglesia.
Asumiendo esta forma de vida que nos legó Santa Beatriz para evidenciar el Evangelio, y…. Acogiendo en existencia humilde y en actitud permanente de fe, el ejemplo de María que responde al amor infinito de Dios con un SI (Cfr. CC. GG. Art. 10), encontraremos significado y sentido a cada circunstancia y momento que nos toque vivir y podremos hacer ver, a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, que Dios es Amor.
Beatriz no supo decirlo de manera más singular que apuntando a la Inmaculada. Ella fue quien hizo posible el despliegue de Amor infinito a Dios y quien conectó, de manera determinante y para siempre, el cielo con la tierra. Y es aquí, en la tierra, en donde hemos de manifestar esa grandeza, operada por Dios en Ella y en donde podemos encontrar ráfagas de irradiación de su gloria. Aquí, en la tierra, se sigue haciendo visible la huella viva de Su toque y se percibe la huella dactilar de Dios en cada humano y en toda la creación.
También Beatriz es reflejo de la belleza divina, y Él mismo le hizo ver el jardín de belleza que la habitaba, más allá de la belleza física, haciéndola fundadora de una Orden nueva en honor de su Madre, y que llevaría así a irradiar el canal de gracia con el que Dios comunica con la humanidad y que lo hizo, tan plenamente, con María Inmaculada.
La vida de Santa Beatriz y de nuestras Beatas Mártires, nos sugiere agradecer que nosotras también hayamos sido escogidas para escuchar, en el silencio, la grandeza de este misterio, que nos permite descubrirnos como parte del proyecto universal de amor anunciado por Jesucristo.
¡Animo Hermanas!, el carisma está vivo y nos permite ser prolongación activa de la acción divina en la Historia de la Salvación y de la Iglesia (Cfr. CC, GG, art. 11).
Junto con todas las presidentas de la Confederación os deseo un feliz día de Santa Beatriz de Silva, y particularmente felicitamos a las que llevan el bonito nombre de Beatriz.
Un fraternal abrazo,
Hna. María del Carmen Mariñas
Coordinadora
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