Sobre la fidelidad y perseverancia
La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, ha publicado un nuevo documento en el que se reflexiona, desde la perspectiva del discernimiento-acompañamiento, sobre la fidelidad de la vocación religiosa y está dirigido a todas las personas de vida consagrada, en especial para quienes desempeñan puestos de responsabilidad tanto en las áreas de gobierno como de formación.
“El don de la fidelidad. La alegría de la perseverancia”, es el título de la publicación que salió en julio de 2020. Son 176 páginas divididas en tres partes más una conclusión y ha sido editado por Biblioteca de Autores Cristiano (BAC) y con la que se busca brindar líneas de acción y acompañamiento que sean útiles para todos los religiosos y religiosas.
Algunos puntos de reflexión del documento
Desde sus primeras páginas el libro marca su objetivo y dirección: analizar la situación actual de la vida consagrada.
Es así como en el primer párrafo del capítulo uno, se explica como “la realidad de los abandonos en la vida consagrada es síntoma de una crisis más amplia que cuestiona las diversas formas de vida reconocidas por la Iglesia”. Más adelante señala: “Esta situación no se puede justificar únicamente citando causas socioculturales ni afrontar con la resignación que conoce a considerarla como algo normal”.
Dicha situación, señala el documento, es motivo de análisis. “No es normal que, después de un largo período de formación inicial o después de largos años de vida consagrada, se tome la decisión de pedir la separación del Instituto”.
La fidelidad, la disminución de las fuerzas en la perseverancia, las distracciones y el descuido de la vida espiritual, son solo algunas de las causas que han llevado a que en el siglo XXI el abandono de la vida consagrada aumentara si se compara con los últimos años del siglo XX.
Según se explica en este documento, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica no puede dejar de interrogarse acerca de las problemáticas inherentes a la fidelidad y a la perseverancia en el estado de la vida consagrada. “Por ello propone algunas indicaciones o líneas de acción preventivas y de acompañamiento, ofreciendo orientaciones que, según la normativa establecida resulten útiles a todos los consagrados y consagradas”, señala.
El documento ubicado en la categoría de “orientaciones” dentro de la iglesia fue presentado oficialmente a través de Youtube debido a la situación de confinamiento por la pandemia que se vive y fue seguido por muchas personas alrededor del mundo.
Os invitamos a leer este valioso documento, que aunque va dirigido a la Vida Consagrada, en general nos atañe como contemplativas.
El libro puede adquirirse aquí BAC (Biblioteca de Autores Cristianos) y en librerías católicas.
A modo de extracto:
Primera parte. La mirada y la escucha. Monitorea y detecta las situaciones que puedan causar malestar, dificultad y crisis en la vida personal y comunitaria de los consagrados y consagradas, sin suscitar alarmismos.
Segunda parte. Reavivar el conocimiento de sí mismo. La perseverancia es una cualidad indispensable de la fidelidad. En dicho dinamismo se comprende la importancia de la formación permanente que impulsa tanto a la persona consagrada como al Instituto a “verificar continuamente la propia fidelidad al Señor, la docilidad en su Espíritu, con constancia en la entrega, la humildad en sobrellevar los contratiempos”.
Tercera parte. La separación del Instituto Normativa y praxis del Dicasterio. En la vida consagrada no se puede caminar solo. Necesitamos quien nos acompañe, no solo para identificar y corregir actitudes, estilos de vida, faltas e infidelidades que son evidentes anti testimonios no solo para el estado de la vida consagrada, sino también para recuperar el sentido y el respeto de la disciplina, dado que custodia el orden de nuestra vida y expresa atención y preocupación por el hermano y hermana.
Conclusión. “Permaneced en mi amor” (Jn 15,9). Un camino de fidelidad en la perseverancia exige saber mirar con realismo y objetividad la propia experiencia de persona consagrada, sin cerrar los ojos ante la aparición de problemas o de una situación crítica que pueden ser señal de una fidelidad inestable o consecuencia de la infidelidad.