El 17 de agosto es el día dedicado a Santa Beatriz de Silva, madre fundadora de nuestra Orden de la Inmaculada Concepción. Por ello en esta ocasión queremos destacar uno de los rasgos más particulares que tanto le caracterizaron, la obediencia.
Santa Beatriz, portuguesa – Castellana, fue una mujer que supo escuchar, prestó atención al corazón, habitó en su propio interior y esto le llevó a reconocer y discernir por el Espíritu Santo, la voz de Dios.
En este año en que la Iglesia Universal fija los ojos en San José, esposo de María, Padre y custodio de Jesús, también podemos contemplar a Santa Beatriz con los ojos del corazón y en profundo espíritu de agradecimiento a Dios por estas dos figuras.
San José y Santa Beatriz pertenecen a nuestra historia, de nuestra misma condición humana, fueron personas sencillas, generosas, valientes, audaces, nobles y magnánimas que acogieron en sus vidas la voluntad de Dios, y sostenidos por su fuerte experiencia de fe y profunda obediencia, se mantuvieron constante en la fidelidad a los planes de Dios en todas las circunstancias de la vida.
El espíritu de obediencia habitó en ellos desde el abandono confiado y a la vez activo, en actitud de libre disponibilidad para acoger la vocación-misión, que Dios les tenía reservado y que Santa Beatriz supo transmitir a sus primeras hermanas en Santa Fe.
Hitos de entrega obediente en Santa Beatriz
1)Estando la venerable señora y virgen doña Beatriz de Silva encerrada en dicho cofre (se refiere al cautiverio que le hizo la reina Isabel de Portugal, mujer de Juan II de Castilla), se le apareció la Virgen María con el mismo hábito que hoy traen sus religiosas … la consoló y mandó que fundara su Orden con el nombre de la Purísima Concepción, dándole forma y hábito que Nuestra Señora traía.
2)Educada cristianamente, Beatriz… vivía según su fe. Dios estuvo siempre en su mente y dirigía (obediencia) su vida.
3) Movida por la fuerza, (obediencia) de esta fe se retiró al Monasterio de Santo Domingo el Real de Dominicas, para cultivar un amor mayor y para adherirse más vehementemente a su Esposo Cristo.
4) En actitud de obediencia Beatriz, se moviliza y sale de Santo Domingo con el fin de fundar un monasterio en los Palacios de Galiana- Santa Fe, en la misma Ciudad de Toledo.
5) Recibiendo el anuncio de su partida, por la misma Virgen sin mancilla sale de este espacio temporal al cielo, noticia que recibió según nos dice sus biógrafos con mucha conformidad y alegría (obediencia de los que se saben en manos de Dios) y que envío por su confesor y aparejó su ánima y casa con cuidado.
Santa Beatriz, reflejo de María
María, al abrazar de todo corazón y sin obstáculo de pecado alguno la Voluntad salvífica de Dios, se consagró totalmente como esclava del Señor, mediante el servicio a la persona y obra de su Hijo.
El hacer de Dios en María Inmaculada, preservándola de toda mancha e inclinación al pecado, cautivó el corazón amante y contemplativo de Beatriz, que obediente a la inspiración del Espíritu, como fiel discípula de Jesucristo, dedica toda su vida al servicio del Altísimo, según la forma y modo de la llena de gracia: María de Nazaret.
La obediencia evangélica es la ofrenda total de la propia voluntad como sacrificio de uno mismo a Dios… La oblación personal, generosa entrega, dependencia del hacer y querer de Dios, en sencillez y radicalidad Evangélica, conforman unos de los cimientos más estables y sólidos de la espiritualidad personal de Santa Beatriz y que transmitió a sus hermanas de la primera hora, fieles continuadoras de la obra que Dios le había encomendado.
Tomado del artículo del mismo nombre escrito por sor Marixa Peraza y publicado en la edición No. 60 de la revista Inter Universa.