Sor María Guadalupe de Ascención
(María de las Nieves R. Higuera). Ella es otra de las religiosas concepcionistas mártires, con una fisonomía humana y espiritual muy propia, inconfundible y encantadora. Su espontánea y franciscana sencillez hizo las delicias de sus compañeras. La enorme capacidad de comunicación con sus hermanas, contrastaba con el carácter de sor María de San José, su hermana carnal.
Nació el 9 de agosto de 1892 e ingresó al monasterio cuando tenía 36 años. Se incorporó a la Orden de Santa Beatriz de Silva por los votos simples el 7 de enero de 1928. Pocos años pudo disfrutar de paz y felicidad en su querido monasterio. Sólo cuatro años escasos. Su vida de comunidad fue siempre llena de humildad, confianza fraterna y espíritu de servicio.
Había tareas que tenía casi en exclusiva: pintar o hacer arreglos en las habitaciones o pasillos, los techos de los mismos eran más altos de lo normal, por este motivo la pintura de los mismos se reservaban siempre para ella, ya que era muy alta y esbelta. También tuvo a su cargo el servicio del torno y la enfermería. En los cuatro meses que las religiosas vivieron la “encerrona” en el piso de Manuel Silvela, la Madre Carmen echaba siempre mano de ella cuando había necesidad de salir del piso. Sor Guadalupe sabía andar por Madrid y además poseía muchos recursos y serenidad para capear cualquier imprevisto o sorpresa desagradable.