Vocación Concepcionista

Concepcionistas franciscanas.png

Dada la relevancia que la Virgen Inmaculada tiene en la vocación Concepcionista, se derivan unos rasgos propios.

La vocación es una gracia de Dios que hay que conservar como el mayor bien recibido. Es seguir con María los pasos de Jesús, procurando tener sobre todas las cosas, el Espíritu del Señor con pureza de corazón y oración ferviente. Es una actitud de acción de gracias y alabanza a Dios que redime y libera a la humanidad de toda esclavitud.

La vocación Concepcionista tiene dos modelos a seguir: La Virgen María y Santa Beatriz de Silva.

La Virgen María no dudó en responder al ángel. Hizo preguntas. No lo veía, pero aceptó. “Hágase en mi según tu palabra; he aquí la esclava, la sierva del Señor”. María confía y se entrega en su pequeñez.

Santa Beatriz, nuestra fundadora, imitó a María, en la limpia transparencia del espíritu y fiel a la vocación contemplativa, viviendo en un solo espíritu con Cristo, su Esposo.

La Virgen María, es el lugar donde las Concepcionistas aprendemos  a ser las siervas del Señor en la gratuidad y disponibilidad de vida. En Ella contemplamos el gozo de la gracia, que envuelve la historia de la humanidad.

Mujer Concepcionista de blanco y azul, enamorada de la limpieza de María. Mujer habitada por la gracia, portadora de la luz que se enciende en el corazón del Cristo Pascual.