Santa Beatriz de Silva

Santa Beatriz de Silva

Santa Beatriz de Silva, es la fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción, también conocida como Concepcionistas Franciscanas.

Por su singular belleza, se le conoce como la  mujer del rostro velado. Su vida se manifiesta como la mujer del silencio, ya que no se conserva ningún manuscrito de ella.

Nació en la Villa de Campo Mayor, Portugal. Aunque no hay una fecha exacta de su nacimiento, lo más probable es que naciera por los años de 1437.

Sus padres fueron Ruy Gómez de Silva e Isabel de Meneses. La familia tenía una especial devoción al misterio de la Inmaculada Concepción de María, que Beatriz también aprendió a amar.

Fue educada como cualquier hija de familia noble, aprendiendo los hábitos y las costumbres de su tiempo. Sus padres  eligen a los frailes franciscanos para ayudarlos en la educación de sus once hijos. Por estas fechas la Orden Franciscana es uno de los más firmes defensores de este Misterio de la Inmaculada que siglos más tarde fue definido como dogma.

Cuenta la leyenda que por petición de su padre, Beatriz posó para la pintura del rostro de la Virgen María. Un cuadro que actualmente se conserva en el convento de Concepcionistas de Campo Mayor, Portugal.

Su hermano Juan de Silva Meneses, fue fraile Franciscano, conocido en las fundaciones conventuales de Amadeítas en Italia y confesor y secretario del Papa Sixto IV.

Beatriz, una dama en la Corte de la reina Isabel

Cuando el rey Juan II de Castilla, contrajo matrimonio con Isabel de Portugal en 1447, ésta se lleva consigo a Beatriz, como dama de honor, quien por entonces tendría unos 20 años.

Su belleza causó una revolución en la corte, despertando admiración, envidias y celos, incluso en la misma reina Isabel, que veía en ella a una rival sospechosa.

Cuentan las crónicas de la época que Beatriz era la doncella más dulce y hermosa de la Corte Castellana. Para ese entonces ya había recibido peticiones de matrimonio, de condes y duques pero los rechazó e hizo voto a Dios de virginidad.

Beatriz en la Corte, el baúl y la reina Isabel
Imágenes: a la izqda. Beatriz en la Corte de la reina Isabel. Al centro, el baúl donde estuvo encerrada tres días y a la dcha. Beatriz con la reina Isabel al salir del baúl. 

Beatriz, vivió sucesos intensos y llenos de gran simbolismo, como el hecho que la misma Reina, que tanto la había distinguido con su amor y confianza, cegada por los celos, resolvió quitarle la vida encerrándola en un cofre. Durante tres días, Beatriz estuvo encerrada viva sin comer ni beber nada. En ese encierro tuvo una experiencia espiritual de encuentro con la Virgen María, que se le apareció vestida de blanco y azul, encargándole la fundación de la Orden. La consoló y le dijo:

¡Beatriz no tengas miedo! Tú fundarás una Orden cuya finalidad sería la glorificación de su Inmaculada Concepción.

Librada de la muerte inminente en el cofre, y por mediación  de un familiar que trabajaba en la corte, fue puesta en libertad.  

En el camino, viniendo de la corte a Toledo, salieron a su paso dos frailes Franciscanos que la saludaron en lengua portuguesa. Ella se asustó, porque creyó que la Reina la había mandado matar y antes le darían los sacramentos, pero no fue así. Ellos la consolaron en su llanto y tribulación. Le hicieron saber que sería una de las mejores señoras de España y que sus hijas serían  nombradas en toda la cristiandad. Ella respondió que no se casaría porque tenía hecho el voto de limpieza a la Reina del Cielo. Dijeron ellos: lo que hemos dicho, ha de ser.

Este anuncio es entendido como la maternidad espiritual de Santa Beatriz y nos sitúa en un contexto pascual, en el que como los discípulos de Emaús pasan de ser unos compañeros desconocidos en el camino, a ser iluminados por la luz del Resucitado. Esta experiencia quedó grabada en Beatriz y creyó que fueron San Francisco y San Antonio, a quienes tenía gran devoción, los que se le habían aparecido.

Una vez en el monasterio y sabiendo que la causa de las intrigas palaciegas era su belleza, decidió cubrir su rostro con un velo blanco, señal de su total consagración a Dios, para que nadie pudiese verla jamás. Solo se lo quitaba en presencia de la Reina Isabel.

Beatriz vivió dedicada a la vida de oración y penitencia, tejiendo con sus propias manos prendas que repartía entre los pobres.

Fundación de la Orden

Santa Beatriz vivió durante 30 años con las Dominicas de Toledo como seglar, sin ser monja. Su vida espiritual transcurrió viviendo en la devoción de la Concepción Inmaculada, de la Pasión del Señor y de la Eucaristía. Sabemos además, de su devoción por San Rafael, San Juan Bautista y Santa Ana.

Fue en Santo Domingo el Real, donde Beatriz comienza a perfilar la futura orden, en la que se honraría la limpieza singular de María Inmaculada. Manifestó este deseo a la Reina Isabel la Católica y encontró en ella un gran apoyo. Fue así, como comenzó a ponerse en marcha nuestra fundación religiosa.

En 1484, Beatriz deja el Monasterio de Santo Domingo y pasa con algunas compañeras, que luego serán la primitiva comunidad, a la casa llamada Palacios de Galiana y la iglesia de Santa Fe, en Toledo, cuyo edificio fue cedido por la reina Isabel la Católica.

Beatriz, preparó este palacio como monasterio e inició allí, junto con su sobrina Felipa de Silva y otras once compañeras, lo que sería más adelante la orden.

Durante este tiempo Beatriz y sus compañeras, hacen experiencia de vida monástica. Con el apoyo de la Reina Isabel la Católica, se redacta un documento que es enviado a Roma para que se apruebe este nuevo modo de vida: honrar, celebrar e imitar la Concepción Inmaculada de María.

El 30 de abril de 1489, reciben respuesta. El papa Inocencio VIII autoriza la fundación del nuevo monasterio y aprobó las principales reglas que se debían observar en él y lo hizo mediante un documento llamado bula Inter Universa. Se concedió el nombre y hábito de la Concepción bajo la Orden del Cister sujetas al Ordinario como las demás monjas.

Tres momentos de la vida de Beatriz
A la izqda. la Virgen se le aparece a Beatriz; al centro, ella conversando en el locutorio, donde la reina Isabel la visitaba con frecuencia y a la derecha, Beatriz y la reina, cuando ésta da su apoyo para la fundación del primer convento.

La visión de la lámpara

Con esta aprobación papal, Beatriz y sus compañeras comenzaron con los preparativos para la inauguración oficial de la nueva forma de vida y la toma de un nuevo hábito, en colores blanco y azul, tal como la virgen María se lo había pedido cuando estuvo encerrada en el cofre. Estando en oración en el coro, tuvo otro nuevo encuentro con Nuestra Señora que le dijo:

«Hija, de hoy en diez días has de ir conmigo, que no es nuestra voluntad que goces aquí en la Tierra de esto que deseas.»

(de la historia manuscrita de 1526).

Al día siguiente, envió a por su confesor y recibió los sacramentos, preparándose así para el transito. Santa Beatriz aprendió a fiarse de Dios en obediencia de fe. Las crónicas de la época relatan que ella se reunió con sus compañeras de comunidad, la llamada comunidad primitiva, para preparar su partida.

Estando en articulo mortis, es decir a punto de morir, Beatriz recibió sus votos religiosos y al destaparle el rostro le vieron una estrella brillante como el oro. Su rostro brillaba como mujer que ya gozaba de la gloria divina. De lo anterior, fueron testigos seis frailes Franciscanos.

momentos de la muerte de Beatriz de Silva
Fotografías a partir de pinturas hecha por sor Inmaculada López de Lama, que recogen momentos del transito de Santa Beatriz de Silva: «Le vieron una estrella brillante como el oro».

Fue enterrada en Santa Fe, el convento primitivo que ella había fundado. En la actualidad, de ese lugar, solo queda la capillita donde oraba Beatriz y donde recibió el anuncio profético de su muerte. Pertenece a la Comunidad Autónoma de Toledo y de momento está cerrada al público.

Después de morir, Santa Beatriz se apareció en Guadalajara a fray Juan de Tolosa, de quien recibió consejo y apoyo en la obra que se estaba iniciando y le dijo:

«Id luego muy de prisa a Toledo, que mi casa y Orden están a punto de deshacerse toda.”

Tomado de los crónicas y documentos primitivos.

Las Dominicas, querían llevarse a su convento a las 12 religiosas que formaban la comunidad primitiva. Es por esa razón que llega fray Juan de Tolosa, para mediar entre Concepcionistas y Dominicas y que las nuevas religiosas pudiesen continuar la obra de Santa Beatriz.

La presencia del fray Juan de Tolosa, puede entenderse aquí como el resultado de una alianza y una misión, ante el hecho de la solidaridad carismática entre Beatriz y él.

Pasados ocho días, las religiosas tomaron sus hábitos conforme a la bula de Inocencio VIII. Desde aquel día, la casa de Santa Fe, pasó a llamarse Monasterio de la Santa Concepción de Nuestra Señora.

Los restos mortales de Santa Beatriz de Silva, descansan en el coro de la iglesia de la Santísima Concepción. Fue canonizada por Pablo VI en 1976.

la obra de Beatriz de Silva
El legado de Santa Beatriz de Silva al fundar la Orden la Inmaculada Concepción, se extienden por tres continentes. La imagen del centro es la bula Inter Universa de1489.

Bibliografía

libros con bibliografía de Santa Beatriz

Santa Beatriz de Silva Positio sobre la vida y virtudes. En el 25 aniversario de su canonización. Toledo, 2001. (Traducción española)

Orígenes de la Concepción de Toledo

Documentos primitivos sobre Santa Beatriz de Silva y la Orden de la Inmaculada Concepción. Ignacio Omaecheverría OFM. Burgos, 1976.